El circuito de Spa-Francorchamps, situado en el bosque belga de las Ardenas, es famoso por sus amplias curvas, su clima impredecible y el legendario complejo Eau Rouge-Raidillon. Spa es uno de los puntos fuertes de las carreras de resistencia y ofrece una emoción sin igual, además de poner a prueba la habilidad de los pilotos y la estrategia de los equipos.